Editorial
Las ensambladoras
Mas allá de las poéticas que se ponen
en juego en la escritura y mas acá de la reflexión en torno al acto
performativo que se despliega al convocarnos a escribir, editar,
publicar y poner en circulación estos materiales, nos centramos y
descentramos en la trama misma de lo que esto supone, en el espesor
material que nos conmueve a la acción. Allí emergen las condiciones
reales de nuestras luchas: la vorágine de la catástrofe neoliberal
que se arremolina como una tempestad acechando nuestras existencias,
a la cual respondemos con la tormenta de la revuelta y la
sublevación. Irrupción de territorialidades sonoras, clamor de
intensidades capaces de trastornar la designada economía policial de
los órganos.
En medio de esta batalla campal que
desata el capital en contra de nuestras vidas, volvemos a poner el
cuerpo para que nuestros suenos no sean derrotados, para que nuestras
memorias no sean ruinas y el olvido un abismo.
Los efectos de sentido que aquí se
ensamblan surgen de un dialogo transfronterizo y desterritorializado.
Chile, Euskal Herria, Barcelona, Italia, son nombrados como
paradigmas de la globalización neoliberal. Este
ensamblaje emerge entonces como una biopsia del cuerpo del mundo, en
donde su tejido orgánico resiste a la inmunización securitaria y al
contagio viral de la mercantilizacion y el lucro, de la extracción
de valor de la vida convertida en mercancía para ser puesta en la
mesa de disección de la vulnerabilidad y el abandono de esta
maquinaria de muerte sin sepultura. Esta biopsia agita
nuestros nervios, activa la guerra por la sobrevivencia y recorre sus laberintos poniendo en entredicho
la cadena perpetua a la cual nos somete el progreso y sus
flujos de aceleración total.
Esta declinación apocalíptica de la
máquina neoliberal se expresa en la deriva fascista de las
sociedades occidentales y se impone mediante el fetichismo de la ley
que engendra el espacio de la
abyección, donde ya no podemos
distinguir entre el régimen del poder institucional y el crimen organizado.
Atopías espacio deslocalizado
torsiones violencia desregulada
Mundos de muerte en donde la critica a
la cárcel es una critica al conjunto de la realidad que vivimos,
porque la vida en la cárcel pone de manifiesto la vida como prisión.
Esta disidencia conceptual surge en cada caso de unos conocimientos
situados que operan la ruptura biopolítica con esta prisión
espacio-temporal en la que comenzamos a habitar-nos;
máquina abstracta
fábrica de injusticia y desigualdades
Cronocracia patriarcal que pretende
colonizar nuestras vidas en la instancia en que estas se producen, en
el empoderamiento del cuidado de nuestros cuerpos y los (des)afectos
que la máquina opera sobre ellos: explotación, exclusión,
discriminación, estigmatización, criminalización, segregación y
captura del tiempo de nuestras vidas.
Esto se certifica en la extensión,
proliferación, ampliación y masificación de la presencia de la
prisión como hecho social total; en el endurecimiento de las penas,
el estado policial que se extiende a la población mediante el
despliegue de la tolerancia "cero" y sus consiguientes
tecnologías del control que se infiltran en nuestras vidas mediante
la posibilidad de intromisión digital, virtual, la producción de
bancos de adn, microchips, vídeo cámaras etc. configurando en la
prisión el punto cero de la circulación que en su expansión
intensiva pliega el territorio planetario como un circuito cerrado,
pasando de la configuración de una experiencia del limite en el
territorio, propia del paradigma soberano, a un movimiento en una
economía global de la violencia desterritorializada que reactualiza
el dispositivo de la guerra como fundamento de la política. La
cárcel emerge como un nodo que reglamenta los modos de intercambio,
dando lugar a una prisión que se establece como una frontera sin
fronteras de una sociedad que comprueba los limites de su limitación
y el circuito cerrado de su circulación interestelar. La prisión
global es una estructura generalizada del funcionamiento del
capitalismo en el que no existe mas el afuera. La prisión global se
acompaña de una positividad desmesurada que rige las economías
libidinales. Espacio sin demarcación, sin adentro y sin afuera, sin
interioridad y sin exterioridad, no hay una excepcionalidad posible a
partir de la cual se instituya el nomos de la prisión global, esta
es posinmunológica, transterapéutica y farmacopornográfica.
En este, el mejor de los mundos
posibles, la escritura opera como resistencia instituyente y
destituyente, singularización radical en la vivencia de la
experiencia extrema que abre otras constelaciones refractarias a la
totalización del basurero sistémico y sistemático,
contradispositivos narrativos que se pliegan como puntos vacíos y
móviles abriéndose como intersticios y líneas de fuga de nuestros
deseos insurgentes, allí donde habita el potencial de fantasía para
la transformación social.
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